Verónica no sabía que hacer. Nunca supo. Se agarraba a las expectativas con vana esperanza y, tal vez, orgullo, pero no cordura. La pobre Verónica. Leyendo un libro que le hará cambiar de parecer, se esconde entre insinuaciones de tinta y manda callar al mundo. ¿Quién no sintió alguna vez la duda, y la seguridad de aparentar certeza? Verónica no entiende las palabras, mas sigue leyendo, perdida en el mar de letras; blanco y negro. "Ojalá fuera todo blanco o negro" se dice para sí misma. Decisiones inundan el presente, y amenazan el futuro. Toda una vida, ¡toda una vida por delante! Y un solo paso en falso podía hacerla caer en pedazos. Nadie quiere vivir una vida amargada, ¿no es cierto? Verónica siente la necesidad de acertar. Solo una oportunidad, nada de ensayos. Y el público la espera, mirando incesante a la cortina roja. ¿Quién no estaria inquieto?
Verónica no quiere dejar de leer. Aun así, cierra el tomo y sube al escenario. Tras la cortina, la audiencia espera. Sube el telón.
sus sensaciones se palpan en tu escrito!!! uau!! :D
ReplyDelete¿Quién no ha sido alguna vez en su vida una atemorizada Verónica?
ReplyDeleteExactamente, y la pobre Veronica no tiene tiempo... :S
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