Tuesday, January 31, 2012

Un marino en la cocina

Me sentía condenado.  Como uno de esos vasos que colocas sobre la cazuela llena de agua en la fregadera, flotando y balanceándome para no sumergirme.  Con cada balanceo el vaso intenta ganar estabilidad, contrarrestar las fuerzas y evitar, a toda costa, el naufragio.  Pero cada balanceo acerca su borde al agua, un poquito demasiado, sólo un poco, suficiente para que el agua penetre durante medio segundo directa al fondo de cristal.  Con el primer balanceo, unas gotas, que tiran hacia el plateado suelo; con el segundo, un poco más del mortal veneno incoloro, que empuja la nave hacia el abismo.  Un último balanceo y el vaso colapsa, rápido y en silencio se hunde como una pesada luna en el horizonte.

Y yo observaba la fatídica inmersión, apoyado en la encimera, incapaz de impedir el predecible desenlace.  Los restos de la tragedia yacían ante mis ojos, anegados, difuminados sus contornos fantasmales.  La cocina, sumida en el más solemne de los silencios.  No se oían ni las olas.

Monday, January 23, 2012

Moonriver

Tal vez estoy desperdiciando esta preciosa canción como título de una entrada tan falta de contenido como de proyecto. Sólo quiero dejar constancia de este momento, escuchando, pensando y dejándome llevar en sueños. Recordando esos momentos en los que el cielo de Pamplona se llenaba de estrellas, por un momento... a dónde quiera que vayas, iré contigo. ¡Hay tanto mundo por ver! Y ahora pasamos a Edith Piaf con "La vie en rose". Debo de haber apretado el botón de autodestrucción. El semáforo está en rojo. ¿Puedo esperar?

Vaya tontería. Quedó claro hace tiempo que la primavera no dura para siempre, y ahora, escuchando "Je l'aime a mourir", de un inigualable Frances Cabrel, me imagino todos los posibles finales de la historia. ¿Sirve de algo? Por supuesto que no, la historia terminó con la última página del libro, y no tiene sentido alargar un prólogo invisible. Demasiadas líneas sin sentido, escondidas en la noche y en el tiempo, para nunca ser encontradas. Pero nunca quise eso, claro que no, aunque tampoco sabría decir qué quise exactamente. La vida es una ruleta en la que jugamos todos. Tengo que irme. Adiós. Adiós.